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Jueves 10 de Octubre de 2013

   Jueves 10 de Octubre de 2013


En el año 1990, el Poder Ejecutivo Nacional, mediante el Decreto N° 2033, declaraba al 8 de octubre como Día Nacional del Patrimonio Natural y Cultural Argentino. Este hecho fue imitado, años más tarde, por diferentes equipos técnicos y Ministros de Cultura de países del Mercosur, quienes en sus habituales reuniones establecieron al 17 de setiembre como Día del Patrimonio Cultural de los países miembros. Se trata de una ordenación del territorio para una mayor sensibilidad del desarrollo.

Por “patrimonio”, el Diccionario de la Lengua Española entiende, en su primera acepción, “hacienda que una persona ha heredado de sus ascendientes”. Y, a su vez, por “hacienda”, en su segunda acepción, “conjunto de bienes y riquezas que uno tiene”. Por lo tanto, es aceptable definirlo como “el conjunto de bienes y riquezas que la sociedad ha heredado de sus ascendientes”.

El Turismo responsable

El concepto de lo cultural está fuertemente vinculado a una idea de patrimonio, entendido este,  preliminarmente como el uso o posesión de los bienes producidos como consecuencia de estos procesos culturales, relacionado en grandes rasgos al patrimonio Natural o Cultural.

El “patrimonio” puede constituir una importante fuente de beneficios para las comunidades que se involucran en el proceso del turismo cultural, siempre que se respeten los "usos" sociales que estos sectores definan y planteen. Dada su naturaleza plural y compleja, el patrimonio debe ser abordado con un enfoque interdisciplinario, con diversas dimensiones a considerar - las que podríamos llamar órdenes -económico, social, cultural, científico, educativo y ético-, para mencionar sólo algunos.

En nuestro Ministerio de Turismo de la Nación se está desarrollando el programa de “Turismo, Patrimonio y Escuela - Herencia y Futuro”, dando a una iniciativa más de la Dirección Nacional de Gestión de Calidad Turística.

Este programa convoca al trabajo conjunto de distintas instituciones en la tarea de formación turística centrada en las riquezas naturales y culturales del territorio argentino y su relación con la actividad turística. La existencia de programas Nacionales/Provinciales colaboran en el desarrollo territorial para la conservación del patrimonio.

La posición de una cultura respecto de su abordaje turístico, implica comprensión y diálogo en contextos muy amplios- desde lo transnacional hasta lo particular- y resulta de primordial importancia aquello que los sujetos entienden sobre el turismo cultural. El turismo cultural es un proceso social que tiene como elemento distintivo la referencia al conjunto de procesos simbólicos que denominaron la cultura, y sus productos.

De este modo, la conjunción entre lo turístico y lo cultural crea espacios de interacción donde los turistas y las comunidades pueden dialogar respecto del universo de significaciones y concepciones del mundo de la cultura a la cual se acercan, y de las perspectivas que sus mutuas diferencias. Es visitar otra comunidad en cuanto portadora de cultura, esto es, de otro sistema cognitivo-valorativo que implica modo humanos de actuar distintos de los del turista, y donde los sistemas simbólicos son también parte de lo que hace el turismo de una experiencia estética.

En ese sentido, el turismo responsable también forma parte de los procesos que contribuyen a la construcción, reconstrucción y modificación continua de esa red de significaciones que solemos denominar cultura.

El patrimonio arqueológico es un recurso social, cultural y también económico para su utilización tanto educativa como comercial- esta última va de la mano del turismo responsable- es imprescindible la puesta en valor, es decir, su identificación y estimación social. Esto implica que, en el proceso de construcción socio-cultural del pasado deben participar diferentes actores sociales, con mayor o menor grado de responsabilidad, pero todos con el compromiso de velar por los bienes culturales, tanto en el aspecto material como simbólico y significativo.

Al hablar de bienes culturales nos referimos al conocimiento e interpretación integral, contextualizado e interrelacionado del patrimonio cultural y su entorno natural, donde los objetos y sitios son solo una parte de un todo, integrados a un sistema que manifiesta procesos históricos únicos e irrepetibles en el tiempo y el espacio.

No podemos perder de vista que tenemos espacios naturales protegidos por reservas provinciales, Parques Nacionales (Sello de calidad internacional) y un sin número de espacios naturales municipales a los que tenemos que proteger como comunidad.

El turismo responsable y la creciente demanda por consumir el patrimonio es una realidad. En este contexto histórico, como actores sociales e investigadores de la cultura, tenemos la responsabilidad de actuar y tomar partido de las políticas estatales que fomentan el turismo cultural responsable, reflexionando, discutiendo, asesorando y educando sobre la correcta utilización de los bienes patrimoniales.

Esta importancia no surge sólo de un contexto que podríamos llamar “ético” -el cual parte de cierta idea de “respeto” por la diversidad de formas culturales de la humanidad-, sino también de una perspectiva “pragmática”, puesto que es suficientemente sabido que cualquier intento de transformación o gestión será improductivo y hasta contraproducente, si los protagonistas del mismo no están plenamente integrados.

Turismo cultural es visitar otra comunidad en cuanto “portadora de cultura”, esto es, de otro sistema cognitivo-valorativo, que sustenta modos humanos de actuar distintos de los del turista, y donde los sistemas simbólicos son parte de lo que hace del turismo una experiencia estética.

En su abordaje turístico, la cultura ha de ser leída desde una visión crítica y problemática, que implica comprensión y diálogo en contextos muy amplios, que abarca procesos socio-económicos e históricos y donde resulta de primordial importancia aquello que los sujetos, inmersos en dichos procesos, entienden sobre turismo cultural y que aspectos del mismo legitiman.

La correcta difusión del patrimonio es de trascendental importancia para las comunidades que los poseen, ya que sirven para reforzar la identidad y la diversidad como paradigma la homogeneización y el consumo indiscriminado. Proyectando una participación activa de las comunidades locales relacionada a la conservación del Patrimonio y la identidad Patrimonial representada en la memoria colectiva. Poco a poco con la colaboración de las comunidades se busca formalizar sanciones basadas en normativas frente a incumplimientos de conservación del patrimonio, ejerciendo un seguimiento y control del turismo.

Es por eso que acercar “cultura” y  “naturaleza” al “turismo responsable” implica darla a conocer como emergente que se expresan en instituciones y prácticas sociales, siempre cambiantes y contingentes, intentando trascender la visión que concibe a la “cultura” como un “producto acabado y definido, desde una concepción inmóvil”.

En ese sentido el turismo responsable también forma parte de los procesos que contribuyen a la construcción, reconstrucción y modificación continua de esa red de significaciones que solemos denominar "cultura". El análisis reflexivo de estas relaciones de poder, generadas por el turismo, forma parte también de la práctica del turismo responsable. Asimismo, y considerado desde un punto de vista más general, es necesario el desarrollo de los mismos a través de políticas relacionadas a planes de manejo acordes en cada caso.



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