Miercoles 10 de Febrero de 2021
Miercoles 10 de Febrero de 2021
La cantidad de pasajeros que viajaron en ómnibus de larga distancia este verano se redujo en un 80% en relación a la temporada anterior y la demanda continúa descendiendo. Acostumbrados a la postal de una terminal repleta de buses y personas dispuestas a pasar las fiestas o disfrutar del verano en alguno de los más de 1600 destinos que conecta regularmente el ómnibus de larga distancia, a pocos días de finalizar el mes de enero el balance para el sector dista mucho de esa realidad. En todo el país, se repite una y otra vez la imagen de estaciones vacías, sin buses, o con apenas unos pocos, a pesar de que el servicio terrestre opera desde hace semanas sin restricciones para el turismo y con valores de boletos pre-pandemia.
De los 1500 a 1800 servicios diarios que solían ingresar o partir, por ejemplo, de la terminal de Retiro durante esta época del año, hoy apenas, (por los límites establecidos por la autoridad porteña) pueden hacerlo unos 135 buses al día. Pero más allá del impacto como consecuencia de las restricciones establecidas por algunas jurisdicciones provinciales, lo cierto es que la caída en la cantidad interanual de pasajeros promedia el 80%, y en algunos destinos lo supera.
Un relevamiento realizado por la CELADI entre las principales compañías de buses evidenció una preocupante coincidencia: “Estamos, sin lugar a dudas, frente a la peor temporada estival de la que se tenga memoria”, coinciden empresarios sectoriales de todo el país. Dependiendo del corredor, apenas viajaron en el último mes entre un 15% y un 25% de los pasajeros, comparado el mismo período el año anterior, poniendo en serio riesgo la supervivencia de un sector que, tras 9 meses imposibilitado de trabajar, ha consumido todo su tanque de reserva.
Como consecuencia de la caída de la demanda, sumado a la restricción aplicada por algunas jurisdicciones, la cantidad de frecuencias también se desplomó, prestándose a duras penas un 25% de los viajes en comparación al mismo período el año anterior. Como resultado, el sector mantuvo entre un 75% y 80% de su flota y personal ocioso.
Transporte terrestre Internacional: 100% suspendido
En el caso de los servicios regulares de larga distancia internacional la situación es aún más catastrófica y el parate es total. Desde el mes de marzo pasado, cuando se cerraron las fronteras terrestres, los viajes que las empresas argentinas realizaban a diario a decenas de destinos en las Repúblicas del Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile y Perú fueron suspendidos y aún hoy, casi 11 meses después, siguen sin reanudarse.
Capacidad Ociosa y el fin de los ATP:
La fuerte contracción de la demanda impidió que el sector pudiera recuperar la normal prestación del servicio, aún en pleno período estival. Y con una capacidad ociosa en infraestructura y capital humano del orden del 75 al 80% este sector se vuelve inviable, siendo que, a diferencia de otras modalidades de transporte (urbano, trenes de larga distancia o la línea aérea de bandera) no cuenta desde hace años con un régimen regular de subsidios. Por ello, cuando la vuelta de los ómnibus pareció indicar el comienzo de un camino hacia su recuperación, el fin, en diciembre 2020, de los programas de Asistencia al Trabajo y a la Producción (ATP), un aporte vital para los los más 16.000 mujeres y hombres que se desempeñan en esta actividad, vuelve a sembrar incertidumbre sobre el futuro y la supervivencia de decenas de compañías de larga distancia y miles de fuentes laborales a nivel nacional.
Lamentablemente, los recientemente anunciados “Repro II” apenas representan una tercera parte del monto del ATP, y aún con los fondos de ayuda excepcionales sobre los que hoy trabaja el Ministerio de Transporte de la Nación, los números para sector continúan con un marcado rojo.
Paritarias: largo camino para el acuerdo
A este escenario de baja demanda y operatividad en plena temporada, al fin de los ATP y con meses de endeudamiento acumulados, se suma un natural pedido de incremento por parte de la representación gremial de la Unión Tranviarios Automotor (UTA). Una conversación que demandó varias semanas en el ámbito del Ministerio de Trabajo y que ahora se aproxima a la firma de un acuerdo. Acuerdo, que, desde el aspecto económico, sin lugar a dudas complejizará aún más los números de las compañías de transporte, no obstante, la ayuda comprometida desde el Ministerio de Transporte a partir del aporte de fondos extraordinarios/excepcionales.
Lamentablemente, la vuelta a la actividad no resulta, hasta el momento, suficiente para garantizar la supervivencia del transporte público interurbano más importante del país. El anticipado retorno a clases a mediados de febrero parece indicar que el fin de la temporada se encuentra a la vuelta de la esquina y con ella, el tiempo de las empresas para recaudar previo al período de baja estacionalidad. Una misión casi imposible en el presente actual. Por ello, de no revertirse esta realidad prontamente, de no hallar las herramientas que nos permitan corregir el rumbo trazado, asistiremos no solo a la desaparición de más 120 compañías nacionales de transporte y a la pérdida de miles de fuentes laborales directas, si no, en especial, a la pérdida en la conectividad de 1600 localidades de nuestro país, con todo lo que ello significa.
Frente a este escenario, aún reconociendo la importante ayuda brindada por Ministerio de Transporte de la Nación a través del aporte de fondos excepcionales durante 2020 y con el compromiso asumido para 2021, hoy se vuelve imperioso la declaración de la emergencia sectorial para la actividad.
Informe/ Fuente: CELADI (Foto: Clarín)
De los 1500 a 1800 servicios diarios que solían ingresar o partir, por ejemplo, de la terminal de Retiro durante esta época del año, hoy apenas, (por los límites establecidos por la autoridad porteña) pueden hacerlo unos 135 buses al día. Pero más allá del impacto como consecuencia de las restricciones establecidas por algunas jurisdicciones provinciales, lo cierto es que la caída en la cantidad interanual de pasajeros promedia el 80%, y en algunos destinos lo supera.
Un relevamiento realizado por la CELADI entre las principales compañías de buses evidenció una preocupante coincidencia: “Estamos, sin lugar a dudas, frente a la peor temporada estival de la que se tenga memoria”, coinciden empresarios sectoriales de todo el país. Dependiendo del corredor, apenas viajaron en el último mes entre un 15% y un 25% de los pasajeros, comparado el mismo período el año anterior, poniendo en serio riesgo la supervivencia de un sector que, tras 9 meses imposibilitado de trabajar, ha consumido todo su tanque de reserva.
Como consecuencia de la caída de la demanda, sumado a la restricción aplicada por algunas jurisdicciones, la cantidad de frecuencias también se desplomó, prestándose a duras penas un 25% de los viajes en comparación al mismo período el año anterior. Como resultado, el sector mantuvo entre un 75% y 80% de su flota y personal ocioso.
Transporte terrestre Internacional: 100% suspendido
En el caso de los servicios regulares de larga distancia internacional la situación es aún más catastrófica y el parate es total. Desde el mes de marzo pasado, cuando se cerraron las fronteras terrestres, los viajes que las empresas argentinas realizaban a diario a decenas de destinos en las Repúblicas del Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile y Perú fueron suspendidos y aún hoy, casi 11 meses después, siguen sin reanudarse.
Capacidad Ociosa y el fin de los ATP:
La fuerte contracción de la demanda impidió que el sector pudiera recuperar la normal prestación del servicio, aún en pleno período estival. Y con una capacidad ociosa en infraestructura y capital humano del orden del 75 al 80% este sector se vuelve inviable, siendo que, a diferencia de otras modalidades de transporte (urbano, trenes de larga distancia o la línea aérea de bandera) no cuenta desde hace años con un régimen regular de subsidios. Por ello, cuando la vuelta de los ómnibus pareció indicar el comienzo de un camino hacia su recuperación, el fin, en diciembre 2020, de los programas de Asistencia al Trabajo y a la Producción (ATP), un aporte vital para los los más 16.000 mujeres y hombres que se desempeñan en esta actividad, vuelve a sembrar incertidumbre sobre el futuro y la supervivencia de decenas de compañías de larga distancia y miles de fuentes laborales a nivel nacional.
Lamentablemente, los recientemente anunciados “Repro II” apenas representan una tercera parte del monto del ATP, y aún con los fondos de ayuda excepcionales sobre los que hoy trabaja el Ministerio de Transporte de la Nación, los números para sector continúan con un marcado rojo.
Paritarias: largo camino para el acuerdo
A este escenario de baja demanda y operatividad en plena temporada, al fin de los ATP y con meses de endeudamiento acumulados, se suma un natural pedido de incremento por parte de la representación gremial de la Unión Tranviarios Automotor (UTA). Una conversación que demandó varias semanas en el ámbito del Ministerio de Trabajo y que ahora se aproxima a la firma de un acuerdo. Acuerdo, que, desde el aspecto económico, sin lugar a dudas complejizará aún más los números de las compañías de transporte, no obstante, la ayuda comprometida desde el Ministerio de Transporte a partir del aporte de fondos extraordinarios/excepcionales.
Lamentablemente, la vuelta a la actividad no resulta, hasta el momento, suficiente para garantizar la supervivencia del transporte público interurbano más importante del país. El anticipado retorno a clases a mediados de febrero parece indicar que el fin de la temporada se encuentra a la vuelta de la esquina y con ella, el tiempo de las empresas para recaudar previo al período de baja estacionalidad. Una misión casi imposible en el presente actual. Por ello, de no revertirse esta realidad prontamente, de no hallar las herramientas que nos permitan corregir el rumbo trazado, asistiremos no solo a la desaparición de más 120 compañías nacionales de transporte y a la pérdida de miles de fuentes laborales directas, si no, en especial, a la pérdida en la conectividad de 1600 localidades de nuestro país, con todo lo que ello significa.
Frente a este escenario, aún reconociendo la importante ayuda brindada por Ministerio de Transporte de la Nación a través del aporte de fondos excepcionales durante 2020 y con el compromiso asumido para 2021, hoy se vuelve imperioso la declaración de la emergencia sectorial para la actividad.
Informe/ Fuente: CELADI (Foto: Clarín)