Viernes 25 de Septiembre de 2009
Viernes 25 de Septiembre de 2009
La costa de Perú, con sus más de 3.000 kilómetros bañados por el Pacífico, es ideal tanto, para aquellos deseosos de disfrutar de escenarios de ensueño, como para los buscadores de olas de altura. El litoral peruano es un vasto y largo desierto interrumpido por 52 ríos que desembocan en el Océano Pacífico formando a su paso valles a manera de oasis. Esta extensa franja costera está llena de contrastes geográficos que hacen de las playas norteñas un destino único: cálidas durante todo el año, una gastronomía que aprovecha los abundantes recursos marinos y además una riqueza arqueológica que en los últimos años ha cambiado la historia regional y mundial. Las paradisíacas playas de la costa norte de Perú son perfectas para desconectarse. Su fina arena blanca, bañada por aguas cristalinas y cálidas, atrae cada año a numerosos viajeros llegados de todo el mundo. En el límite con Ecuador nos encontramos con la ciudad de Tumbes, el mismo lugar por donde llegó Francisco Pizarro en 1528 a conquistar el fabuloso Imperio de los Incas. Casi quinientos años después, mucho de lo que vieron aquellos españoles es todavía una realidad: playas de arena fina, palmeras altas y rojísimas langostas que los pescadores llevan a la costa en balsas de palos y vela. Punta Sal, considerada como una de las playas más hermosas de Sudamérica es uno de los enclaves más conocidos, con sol garantizado todo el año. Resguardada por lomas de árboles de algarrobo, esta playa, bañada por aguas cálidas (24ºC) y tranquilas todo el año, es perfecta para la práctica del buceo o la pesca deportiva. En la foto, la playa de Punta Sal, tomada por Magali del Solar y cedida por PROMPERU. Más información de Perú en la página www.peru.info.